patito

jueves, 26 de agosto de 2010

SILVINA OCAMPO: Bienvenidos al maravilloso mundo de los detalles perversos


Silvina Ocampo tenía una enorme mochila en su apellido. Sin embargo, su literatura está despojada de mandatos. Sus cuentos son de una delicadeza sin igual. Los personajes viven un mundo de detalles cotidianos que rozan todo el tiempo la crueldad de la perversión. Nos hacemos inmorales leyendo los cuentos de Silvina, afortunadamente. Nos empuja a sentir y ver de otra forma. Nos deforma con su prosa de dibujante y al retratarnos nos vemos diferentes después de la experiencia-Ocampo. Tuve un libro que reunía varios de sus cuentos y no podía parar de leerlos. Empecé a leer a la tarde y entrada la noche seguía en la misma posición cautivada por esta mujer de infinitas aristas y matices. Me gusta ese planteo sencillo de las situaciones, y esos desenlaces casi infantiles, incompletos. Me gusta que me lastime con su elección escueta de las palabras. Puedo ver narradores perfectos, cabeza, abdomen y piernas, voces creadas con la mayor de las delicias. Inifinita en su agudeza, sin barroquismos, sin remilgos acerca nuestra mano a su pecho. La sentimos latir con elegancia, el tuc tuc de su pecho tiene un ritmo embriagador. No quiero pensar si es o no autobográfico algún detalle de sus relatos, o todos ellos, no me importa. Creo que Silvina no quería estar en sus cuentos, no lo hablé con ella pero me llega eso cuando la leo. Creo que simplemente ella quería tener varias voces, un universo, con diferentes sonidos. Es una escritora del mundo de detalle, femenino, si se quiere ver así, sutil, como yo lo veo. Y si la sutileza es un arma netamente femenina, Silvina es entonces mujer para siempre, sin remedio. Me siento mujer sin remedio también. No me siento Silvina, eso sí. Pero comparto con ella el gran deleite que me provoca la crueldad que radica en lo cotidiano y accesible, en lo que no hace falta imaginar porque está al alcance de la mano. Como un infierno lleno de monstruos a la vuelta de la calle.

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