patito

viernes, 3 de septiembre de 2010

ROBERTO ARLT: Un juguete rabioso suelto en Buenos Aires


Roberto Arlt trabajaba para Güiraldes. Como secretario estaba involucrado en todos sus asuntos, desde adentro y desde afuera por su posición social y la diferencia de universos que vivían ambos. La historia personal, la historia oficial, había separado esos mundos pero de alguna manera la literatura con su magia los había conciliado. El juguete rabioso salió el mismo año que Don segundo sombra. ¿Coincidencias?. Y en esa Argentina, que puede ser pefectamente la de hoy en muchos aspectos, coexistían ambos, con sus narradores, tramas y espacios de creación. Leer El juguete rabioso era adictivo. Lo comencé a leer y no pude parar de hacerlo ni siquiera para comer. Un libro pequeño, fácil de llevar a cualquier lado, como si esa edición fuera la ideal para no desprenderme más de este autor. La novela tiene recovecos oscuros que hacen de Arlt un contructor siniestro. Sentimientos de celos, iras contenidas que se reflejan en injusticias y despecho nos conducen a una realidad porteña en donde conviven hijos de inmigrantes con aspiraciones sociales y todo tipo de personajes que traban y destraban estos procesos. La lucha es absoluta. El lugar del libro y del conocimiento una verdadera joya. Arlt utiliza a Astier para encarnizar esa angustia y el resentimiento que provoca una sociedad en donde para escalar se necesitan verdaderas escaleras humanas y donde el esfuerzo no siempre es recompensado. El atajo para llegar a una clase social más elevada nunca resulta. La corrupción de las almas y las pequeñas miserias son el pan de cada día. La vida en ese Buenos Aires de 1929 impone alquilar libros para acceder a ellos. Un chico de hogar humilde, hijo de inmigrantes, debe pagar doblemente para obtener la verdad que en ellos se revela. La verdad de la ficción que al final resulta un mal plan como guía de vida. Como texto fundamental y fundacional al cual recurrir en caso de no saber qué hacer. Astier vive la vida como un personaje de folletín. Busca mejorar, salir de su espacio determinado por su clase, y conoce a muchos personajes en su camino que solamente le devuelven desprecio, malicia, traición. Lo convierten. Su camino hacia el conocimiento es un camino del héroe invertido. Alquilar los libros es alquilar una vida, tenerla un rato, por dinero, pero no vivirla, no ser en esa vida como lo es alguien de otra clase y origen. (¿Le quiere decir algo a su jefe, Güiraldes?? ¿chico de clase alta, que vive de rentas gracias a un origen ligado a los terratenientes?)

Astier es absolutamente atractivo, tiene esa sensualidad oscura de los personajes de Kundera pero habla y se mueve como un personaje de Hemingway, llega a nosotros a través de una prosa arltiana, llena de facilidad y a la vez de recovecos que sólo el lector puede elegir investigar. Están ahí en la novela, pero si no se descubren no pasa nada, la trama sigue su curso, y no invalida al sentido final. Arlt dice, hay más, y nosotros podemos confiar en esa afirmación buscando tesoros escondidos o bien seguir la lectura lineal que también está llena de buena ficción.

Me convertí en amante de Arlt luego de leer esta novela. Nunca dejamos de vernos pero jamás tuvimos que darle forma a nuestro vínculo. Lo dejamos ahí, como parte de nuestra historia, silencioso, profundo y real. Y decir esto de un escritor es mucho...Real...cómo suena...

Y ahora que la música está más cerca que nunca de mi vida, puedo decir que lo real tiene el sonido literario más potente que jamás haya escuchado. En Arlt esos sonidos llegan a borbotones, la ciudad, la imposibilidad de acceder a ciertos privilegios, los libros que se pagan, el conocimiento que llega a través de las experiencias dolorosas, el dinero que define todo, que hacia el final parecería ser el fin más elevado y no un medio para conseguir nada, y por sobre todo el planteo del personaje, eligiendo con cada paso en quién ser quiere convertir, quién decide ser para pertenecer. Astier paga una entrada cara hacia un túnel largo y húmedo. Yo lo sigo, tengo algo de miedo, pero lo sigo, nunca se abandona lo que se ama, aunque se convierta en un monstruo más real que la literatura de Arlt.

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