patito

jueves, 26 de agosto de 2010

OLIVERIO GIRONDO: Libertad imaginada


Oliverio es uno de mis poetas preferidos por su originalidad. Sus poemas no tienen estructuras posibles, desbordan todo el tiempo como un vaso de agua y nos empapan. El lenguaje accesible hace que la poesía se redefina como un género de lo visible, lo contable y lo cotidiano. Las emociones abruptas llegan con palabras a veces simples y otras sacadas de contexto totalmente para reinventarse. Me gusta de Oliverio la desvergüenza, esa forma que tiene de sentirse fuera de los cánones, de desmarcarse por completo. Cuando leo un poema de este poeta parece que me dice todo el tiempo "no soy poeta". Y cuando dice esto se refuerza en ese lugar sin remedio.

Un chico bien, como solemos decir, que quería ser libre eligiendo palabras, emociones asociadas, formando dibujos, formas, imprimiendo musicalidad en el papel. Su cadena de asociación es asombrosa. De una lucidez infrecuente al combinar lo que otros jamás hubieran ni siquiera mirado. Su ojo veloz, su mente aguzada, enamora. No nos coloca en lo alto de ninguna torre de marfil, no nos hace callar para decirnos que así somos bellas, abre su sobretodo lleno de palabras y muestra su parte más noble, poniendo el cuerpo en cada palabra, seleccionando sin represión la forma hasta dejarnos con los ojos abiertos, sin pestañar, frente a su obra. Oliverio es libre. Escribir lo hace libre. Y en sus poemas inclasificables quiero quedarme. Soy feliz cuando Oliverio me transporta a su mundo de sexo, color y emoción. Me gusta que se sienta suelto, descontracturado y se permita ser tan poeta. Me dan ganas de conversar con alguien que es capaz de escribir así, intuyo que esa charla habría sido divertida, ágil y sobre todo, lo que más me gusta es que sería mentira.

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