patito

miércoles, 25 de agosto de 2010

EURIPIDES: Medea, la destrucción centrípeta


Medea es una de mis obras favoritas de todos los tiempos. No sólo porque el personaje central es una mujer, sino por cómo el mundo femenino es visto y reflejado en esta obra. A los que leyeron la misma les parecerá extraño que destaque esto último. Podemos ver a Medea como un ser malvado y despiadado, falto de moral incluso, pero también podemos ver en Medea un magnífico exponente de lo femenino. Su pasión sin igual que la lleva a la locura, su rencor elaborado, fino, digno de una mente elevada capaz de destrozar todo lo que tiene para vengar su ira. Me gusta la ira como catalizador, esa ira que proviene del despecho. ¿Qué mujer no ha sentido despecho alguna vez?. No todas podemos permitirnos ser Medea. Y como todo lo que sucede en la literatura es mágico, Medea cumple el deseo de todas nosotras en parte. No digo con esto que las mujeres actuemos por despecho matando a nuestros propios hijos si es necesario como lo hace el personaje. Nada se acerca menos. Pero sí es cierto que por despecho podemos actuar hasta límites insospechados y crueles. Crueles para nosotras mismas. Porque Medea se convirtió en una de esas amigas a las que abrazaría mientras llora cuando ama a Jasón como lo ama, cuando soporta todo por él, cuando lo ayuda a lograr su deseo. Medea deja su lugar privilegiado, utiliza sus poderes para hacer de ese hombre limitado y mortal alguien más, lo que él quiere ser. Y pienso...y me cuesta escribir esto pero lo hago. Medea intenta hacer de Jasón lo que él desea, ser algo que no es, y lo ayuda en esa labor y al final Jasón es lo que siempre fue sólo que con poder gracias a ella. Y cuando lo logra la deja por otra. Medea construye a un monstruo que desde la colina empinada la mira con desprecio. Medea crea un ser que luego le da la espalda. Medea enloquece. ¿Quién no?. Medea sufre y piensa que así como lo hizo grande y horroroso, lo debe destruir. No puede matarlo. Eurípides es genial en este aspecto. No elige darle muerte, cosa que hubiera sido sencilla para ella con sus poderes. Elige destrozar su vida...la de ella. No debería decir esto en esta nota pero he sido un poco Medea alguna que otra vez en mi vida. Como siempre sucede en las grandes tragedias el orden se reestablece al final y los elementos vuelven a su curso natural. En medio ha sucedido la tragedia, y a pesar de que Medea se va desterrada a una vida no terrenal, al final va a donde debería haber estado siempre, porque ha intentado lo imposible, ha jugado a lo prohibido. Como toda mujer, ha vivido.

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