patito

jueves, 14 de abril de 2011

TEMORES IMPOSIBLES

La polilla había entrado en su apartamento en algún momento de la mañana. La tenía encerrada en su habitación. No se atrevía a entrar. El miedo repugnante le causaba estupor, inmovilizándola. Circunscripta, con la puerta cerrada, no llegaba a olvidarla. Desayunó, se dio una ducha siempre mirando de reojo a la puerta de la habitación. Aparentemente a salvo. Dejándolo para después.

Por la noche no tuvo alternativas. Parada frente a la puerta sintió el sudor helado recorrer su nuca. Apoyó la mano en el picaporte, temblando. Decidió. Bajó por el ascensor con un bolso y algunas prendas que habían quedado en el lavadero, arrugadas. Disfraces de su temor.
Nunca más volvió.

Patricia Bustelo-Abril 2011

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