patito

viernes, 12 de septiembre de 2014

MI RELATO

Leí un relato maravilloso que me conmovió Me sentía feliz como nunca en mi vida. Decidí entrar y formar parte. Era un personaje secundario, pero eso no lo sabía en ese momento. Mi destino sería breve, aunque yo vivía cada línea como acción principal. En la segunda página, comencé a sentir cómo me desplazaban de la trama. Empujándome hasta caerme totalmente del relato, de la hoja, golpeándome contra la mesa. Una caída dolorosa que terminó con mi ego fracturado y una intervención quirúrgica compleja. Desde la mesa, diminuta, no podía leer cómo seguía la historia, y lloré amargamente. Como personaje secundario abordé la imposibilidad en su mayor expresión. Busqué otro relato. Me subí sin mayores pretensiones. Navegué entre las líneas, actuando desinteresadamente hacia el exterior, sintiendo un gran temor en las entrañas. Pasaron las páginas y me hice compleja, profunda y pensativa. Todo hablaba de mí de pronto y no entendía nada. Prefería permanecer en la sombra para evitar caerme del relato y desengañarme por segunda vez. Un bajo perfil, me decía a mí misma. Un bajo perfil.... Pero en los relatos los personajes no deciden quiénes son, ni qué harán. Súbitamente, estaba en el centro, abriendo y cerrando situaciones, haciendo que las oraciones fluyeran como mis propias venas, latiendo en mí con la mayor verdad posible. Entonces cuando supe que era un personaje principal abrí los ojos de par en par y vi la palabra fin abajo de mis pies dejándome desnuda y desamparada, con un frío que hiela la sangre. Patricia Bustelo 19 de julio de 2014

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